lunes, 3 de septiembre de 2007

SOBRE EL TRABAJO INFANTIL Y LA NIÑEZ EN CONTEXTOS DE PROBREZA (1)

¿Cuánto pesa una lágrima? Depende de quien llora. Si la lágrima es de un niño caprichoso, pesa tanto como el viento; si es de un niño con hambre, pesa tanto como la tierra.
Gianni Rodari

Trabajo infantil es una frase contradictoria, enloquecedora, indica un callejón sin salida, una cachetada feroz al ideal de la justicia. Una palabra neutraliza a la otra. La idea de “trabajo” disuelve la idea de “infancia”.
Definitivamente algo hace ruido en la aparición imperturbable de este sustantivo “trabajo” con este adjetivo “infantil” ¿Cómo no quedar descolocado ante su exceso y la tremenda realidad que refiere?
Infancia: fragilidad, crecimiento, necesidad de nutrición material y espiritual, indefensión, necesidad de ternura, de protección, deseo de plenitud, sueños de ser alguien, dignidad de poder algo. El trabajo infantil empuja a preguntarse si el concepto de infancia sigue aludiendo a algo, o ese algo ha mutado de tal manera que nos obligaría a buscar otro nombre.

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